dijous, 26 d’abril del 2012

dimecres, 18 d’abril del 2012

Molta corbata i molt poca vergonya


La primera vez que vi llorar a un niño de la calle me pregunté cuanto costaría consolarlo. ¿Cuántos dólares sacarle de la calle? ¿Cuántos euros darle una educación digna? ¿Cuántos birr recuperar su vida? ¿Sería suficiente con que un monarca europeo sacrificara a un elefante etíope?
Se había golpeado la cabeza, la herida aun supuraba y no tenía a nadie que le consolara. Dejó de respirar compulsivamente cuando me vio, tomó aire y se dirigió a mí: Hello Mister! Por un instante su sonrisa venció al dolor, pero cuando le dí la espalda siguió llorando.
Las calles estaban engalanadas, se celebraba un encuentro de nivel de políticos y autoridades del estado. Aun escuchaba el llanto del niño a mis espaldas cuando la avenida se lleno de vehículos repletos de militares. Las sirenas de la policía militar motorizada silenciaron los llantos del niño. Sendos Land Cruiser con los vidrios tintados, flanqueados por militares y policías, pasaron como una exhalación junto a nosotros. Los bajaj fueron desplazados bruscamente por el cortejo militar. Pude ver el rostro de uno de sus ocupantes de los Land Cruiser mientras se afanaba en subir la luna delantera. Traje oscuro, gafas de sol, sonrisa forzada y desprecio manifiesto. Características que me resultaron muy familiares, muy occidentales. ¿Cuántos safaris habría costado ese Armani? ¿Cuántos trofeos de caza esas Ray-Ban? No tarde en olvidarme del chichón de aquel niño de la calle.


dimarts, 10 d’abril del 2012

Recreation Place


El viernes discurrió sin incidentes, entre forengys y con la visita de rigor al Jambo’s House, como viene siendo habitual. Las predecibles secuelas del viernes me condujeron a un sábado que amaneció vacío de expectativas pero cuyo ocaso fue memorable.
Abebe, mi colega etíope, me llamó hacia las 5 pm para tomar una cerveza junto al lago con sus amigos. No lo dude, unas horas de desintoxicación occidental no me vendrían mal. Disfrutamos del crepúsculo junto el monumental ficus del Desert Lounge y, más tarde, nos desplazamos en el bajaj prestado (motocicleta de tres ruedas; ver imagen) hasta la conocida pizzería Wawi para cenar. Cuando ya nos disponíamos ha abandonar el local Abebe y su amigo intercambiaron unas palabras en amhárico que, evidentemente, no conseguí descifrar. Abebe insistió en pagar y yo no opuse resistencia, por esta vez. Abebe siguió haciendo gala de su confianza y buenas relaciones con el forengy, es decir, conmigo, y me ofreció acompañarles a un lugar que jamás olvidaré. Me miró con sus pequeños y avispados ojos y me preguntó: “¿quieres venirte con nosotros al Recreation Place?”. No pude negarme, a pesar de percibir por su picara sonrisa que ocultaba algo. “Aprovechando que ha cogido prestado el bajaj de su amigo nos querrá dar una vuelta”, pensé. Salimos de la ciudad, cruzamos el Nilo Azul y las luces de las “casas” empezaron a escasear. Al poco de cruzar el río paramos a rezar -en mi caso a contemplar la magnifica luna llena-. Volví a preguntar. La contestación fue la misma: Recreation Place camino de Gondar (a tres horas de Bahar Dar). Confiaba ciegamente en Abebe, otrora hubiera aprovechado el cristiano receso para salir corriendo. Quince minutos después de abandonar el centro de la ciudad llegamos a nuestro destino: ¡un bosque de eucaliptos in the middle of no-where! Abebe y Baharu bajaron del bajaj y rápidamente se adentraron en el bosque. Sorprendido, no alcancé a preguntar si este era nuestro objetivo. No hizo falta. La luna llena, bastante indiscreta, me permitió entrever las siluetas de mis amigos mientras, nada pudorosos, se bajaban los pantalones y se preparaban en cuclillas para defecar en perfecta sincronía. Con sus móviles reprodujeron algunas canciones para inspirarse y durante unos quince minutos disfrutaron de aquel contacto tan íntimo con la Madre Tierra. El viento acariaciaba sus nalgas y la música tradicional etíope rompía el incomodo silencio. ¿Que más se podía pedir?
Abebe, aun en cuclillas, me confesó que, como su cantante etíope preferido, Teddy Afro, este era uno de sus placeres preferidos. Teddy Afro declaró recientemente en una entrevista (íntegramente en amhárico y no disponible en Internet) que en ocasiones recorría hasta treinta kilómetros solo para abonar, con los restos de lo que algún día fueron injeras, algún bosque de eucaliptos de los muchos que rodean Addis Ababa.
El Recreation Place resultó ser una costumbre bastante arraigada. Con todo, solo aquellos afortunados que ganan lo suficiente para costearse la gasolina hasta la forestal letrina pueden permitirse este particular deleite. Otros, los más, se tienen que conformar con alguna infecta letrina o con alguna mancha de arbustos que se resiste al envite de las hachas.
Antes de subir al bajaj para volver a la ciudad nos tuvimos que mirar la suela de los zapatos, el bosquete no era precisamente virgen. El color blanco de los papeles usados destacaba entre los árboles, de no haber sabido el significado de la expresión Recreation Place hubiera perjurado que eran champiñones.


dilluns, 9 d’abril del 2012

Lost in translation


En un arravatament de localisme castellonenc, i sense sospitar el repte que això suposava, vaig pensar en regalar uns exemplars de llibres de la meua terra, la Plana, a alguns dels companys que treballen amb mi a la Universitat, per descomptat, els llibres haurien d’estar traduïts, com a mínim, a l’anglès.
Primerament vaig anar a una de les llibreries especialitzades en idiomes més conegudes de Castelló on vaig endur-me el primer fracàs, no tenien cap guia de la província en anglès. D’allà em varen derivar cap a l’oficina de turisme de la plaça Mª Agustina on l’únic que em van oferir va ser una breu i partidista guia de la Region of Valencia. A jutjar pels continguts de l’esmentada guia, el golf, les obres faraòniques de Calatrava i les platges plenes de joves musculats i xiques sueques semblen ser els pilars de l’oferta cultural de la nostra terra; the city of Castelló, o deuria de dir Morella?, tot just era esmentada. L’amable jove de l’oficina de turisme al observar l’expressió amb què agafava les guies, em va recomanar apropar-me a la Fundació Caixa Castelló. Allí tot el que m’esperava era un volum de les ciutats i pobles valencians, que encara que -aquesta vegada sí- semblava força interessant, el seu volum i pes feien impossible ni tan sols plantejar-me transportar un exemplar cap a l’Africà, a més, la província de Castelló seguia tenint un paper, diguem-ne, testimonial.
Finalment, i aclaparat per l’oferta, em vaig conformar amb uns quants exemplars de la guia de la Region of Valencia. Al capdavall no estava tan malament, vaig pensar. M’equivocava. Una setmana després, un company em va parar pels corredors de la facultat i, després de donar-me les gràcies pel llibre, em va preguntar si el golf era l’esport regional de la meua terra; d’altra banda, els afortunats propietaris de la guia continuen sense tindre la menor idea de què hi ha darrere les Festes “Internacionals” de la Magdalena.
Imaginem que un avió aterra a l’aeroport de Castelló ple de turistes estrangers, ja sé que és molt imaginar, però quina és la bibliografia que podem oferir a aquells que no parlen castellà? Mitja pàgina de la Lonely Planet on es barregen les falles de Valencia amb el Sexenni de Morella? Ha pensat ja el senyor José Luís Gimeno -l’ànima de la coneguda Ciudad de las Lenguas- en publicar algun llibre en anglés que parle de la província de Castelló?! D’acord! No cal anar tan lluny; en traduir, tan sols en traduir! No és aquest l’objectiu de la Ciudad de las Lenguas, apropar cultures? En un intent per aclarir-me vaig intentar accedir al seu catàleg digital de publicacions, però sembla que encara no tenen lloc web després de 7 anys de treball. Tal vegada un assessor sismileurista de noves tecnologies podria resoldre el problema. O tal vegada seria més pràctic invertir el sou de l’assessor en imprimir alguns exemplars de la guia de Castelló de la Plana que roman penjada en la web de la Conselleria de Turisme, però que sembla no arriba al que deuria ser el seu habitat natural per excel·lència: les oficines de turisme.
No és la meua intenció defensar el nostre model de desenvolupament i encara menys d’infraestructura obsoleta de l’aeroport de Castelló; tanmateix, si volen fer de Castelló un Las Vegas qui diu Las Vegas diu Mundo Ilusión- per què no comencen per proveir a les oficines de turisme de guies de Castelló en diferents idiomes? Una senzilla guia en anglès, no l’estic demanant en amhàric! Uns simples manuscrits per aquells turistes adinerats que vindran de tot Europa a veure les escultures de Ripollés, els camps de golf, el balneari de Marina d’Or i tota la resta. Tindre oficines de turisme sense guies en anglès resulta gairebé tan inaudit com tindre un aeroport sense avions. El castellà no es parla arran del món, admetem-ho! És clar que el jovent estranger que s’apropa a la Plana per acudir al FIB o al Rototom és probable que no facin ús de les guies però, no és turisme de qualitat el que volen?
Les darreres festes de la Magdalena vaig portar un amic taiwanès que viu a Anglaterra -i no parla castellà, tampoc valencià ni amhàric…- a la coneguda Pujà al Fadrí. Al poc de començar la xerrada, una veu dissident li va cridar a la xica que ens explicava la història del rellotge: “¿por qué no habla en español que así lo entedemos todos?”. “Todos menos uno”, vaig pensar jo. Molt adient...


Publicat a: http://castellondiario.com/not/8803/lost_in_translation/


dimarts, 3 d’abril del 2012